Hace muchísimos años, en los montes del interior de la Península, abundaban miles de venados. Era tal cantidad de los ciervos que estos entraban en la comunidad de los hombres, pero estos solo los mataban para comer, nunca para comercializar. Pero ahí es cuando llegaron los blancos, al ver tanto venado, empezaron a matarlos y llevar las carnes a otras comunidades y la salaban para mandar a España.
Fue demasiada la matanza de los venados, que se fueron agotando, pero en lo más profundo de la selva, una noche apareció El Gran Venado, era muy grande, su pelambre del dorso a la cabeza era blanco, su cornamenta era muy larga y puntiaguda, que con una cornada mataba al enemigo rápido, parado sobre una roca y rodeado de muchos de sus súbditos, se hizo escuchar;
- El trampero profesional está acabando con nosotros, urge tomar medidas para acabar esta cacería indiscriminada.
El blanco solo mata por placer y para vender.

El blanco solo mata para comerciar, el maya solo lo hace para alimentarse, así que, por lo consiguiente, cuando ustedes vean a los hombres blancos tratando de cazarnos, tráiganlo aquí, en el centro de mi reinado, para darle una buena lección, y no dejarlo vivo.
De acuerdo, “Gran Rey”.
Contestaron los miles de venados que habían llegado por los cuatro puntos cardinales. Y así cayó el primer cazador y como ordenó el Rey, fue llevado a su presencia. Cuál no sería su sorpresa al verse rodeado de miles de ciervos. Surgió de la espesura de la selva la figura majestuosa del Gran Rey, parándose en la roca, habló;
- Tú, cazador irrespetuoso has abusado asesinando indiscriminadamente a nuestros hermanos, solo para vender la carne, eso está muy mal, porque lo que obtienes no es para alimentarte, comercias la carne en los pueblos grandes a tus hermanos blancos, así que te condeno a morir corneado.
Orden que fue obedecida hasta que lo dejaron destrozado y así cada noche fueron desapareciendo los cazadores, sin que nadie explicara la causa.

El miedo cundió a los pobladores mayas
Y decidieron consultar al Xmen (Gran Sabio) quien dijo, que era necesario que una comisión, de nueve personas, incluyendo él, se internaran en la selva para entender el misterio. Cuando estaban en la selva de noche, en lo profundo del monte, se vio al imponente venado, rodeado de sus miles de súbditos ciervos, los nueve quedaron petrificados.
El Gran Venado dijo, su mandato; Hermanos mayas, hemos dado una gran lección a los cazadores blancos, pero ustedes, hermanos de esta tierra, tienen derecho a conseguir carne de nosotros, para su alimentación, sin llegar abusar, si no correrán la misma suerte.
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