Izamal, ciudad mágica del estado de Yucatán, no solo destaca por su arquitectura colonial amarilla y sus calles empedradas, sino también por su profunda conexión con el mundo maya prehispánico. Uno de los vestigios más importantes de esta herencia es la gran pirámide de Kinich Kak Moo, el basamento prehispánico más grande de Yucatán.

Kinich Kak Moo: El corazón arqueológico de Izamal
Kinich Kak Moo, que en lengua maya significa “El Gran Guacamayo con Rostro de Fuego”, es un majestuoso montículo de piedra que se alza sobre Izamal. Desde tiempos antiguos fue un sitio ceremonial clave, dedicado al culto solar y a importantes deidades mayas.

La Cabeza Colosal Original: Un hallazgo olvidado
Durante exploraciones arqueológicas del siglo XIX, se documentó un descubrimiento excepcional: una cabeza colosal tallada en estuco, hallada en uno de los montículos de Izamal. Según los registros, esta figura podría haber representado a una deidad maya y se cree que tenía fines rituales, como la quema de copal.
Lamentablemente, esta pieza monumental —al igual que muchas otras estructuras mayas en Izamal— fue destruida con el avance de la ciudad colonial durante la época de la conquista y evangelización.
Stephens y Catherwood: Los cronistas de lo perdido
La única imagen que nos queda de esta antigua escultura es gracias a la obra del explorador estadounidense John L. Stephens y del artista inglés Frederick Catherwood, quienes en el siglo XIX recorrieron Yucatán para documentar las ciudades mayas.
📖 «Descubriendo a los mayas: las aventuras de Stephens y Catherwood en las ciudades perdidas de los mayas», Stephens, J. (2011)
La ilustración de la cabeza colosal, realizada por Catherwood, tiene un valor histórico invaluable. Gracias a ella, hoy sabemos cómo lucía parte de la grandeza original de Izamal antes de la intervención colonial.
¿Es la actual cabeza colosal de Izamal un homenaje?
La escultura monumental que hoy se conoce como la “Cabeza Colosal de Izamal” y que se encuentra en la Plaza de los Cañones, no es la misma que documentaron Stephens y Catherwood. Sin embargo, muchos creen que se trata de una representación artística inspirada en ese hallazgo perdido, un intento de revivir la memoria ancestral de la ciudad.
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