Corría pues los años en que la gran Uxmal era imponente, donde aún en sus Templos se escuchaban los conjuros, rezos y cánticos, en sus Palacios, telas finas y hombres gallardos habitaban.

Un día el Señor de Uxmal salió al frente de su Palacio, desde ahí admiró la belleza de su basto imperio, los suntuosos Santuarios y demás Palacios se regaban hasta donde su vista alcanzaba, pues entonces ordenó a sus súbditos preparar un banquete para agradecer al señor de la vida: Hunab Kú todos los portentos que había tenido para su linaje y su autoría.
Se dispusieron pues los sirvientes a realizar lo que se les había encomendado, prepararon un gran banquete con viandas nunca antes vistas traídas desde los rincones del Yucatán y otros Imperios. Así cuando todo estaba listo, se pusieron mesas y palmas a modo de sombra en la terraza del Palacio.
El Señor de Uxmal salió al umbral, vestido con fina orfebrería, con ropas elegantes y grandes adornos dignos de su potestad, al mirar que todo estaba preparado, retornó al interior del Palacio para salir acompañado de sus súbditos. Por ahí volaban unas aves hermosas, de gran envergadura, su belleza era tal que su plumaje brillaba por los rayos del sol, este era el Zopilote.
Estas aves al ver la comida desde la altura, no se resistieron y bajaron a devorar, tal banquete se dieron que no divisaron que el Señor había salido. Con furia el Gobernante ordenó a sus sirvientes ahuyentar a las aves y prometió vengarse por tan atroz acto.
Uno de los sumos sacerdotes tomo el plumaje del zopilote, lo puso en las brasas hasta que quedaron negras como la noche, las molió y preparó un caldo negro y espeso, el Rey ordenó de nuevo montar todo el banquete considerando que de esta forma las aves volverían, no se equivocó, tan pronto todos se retiraron las aves en picada llegaron a la mesa del banquete.
Algunos sacerdotes se escondieron detrás de las efigies ahí instaladas, tan pronto los zopilotes tocaron con sus patas la mesa lanzaron sobre ellos el caldo negro y espeso, uno de ellos pronunció estas palabras:
-No lograron escapar del castigo por la ofensa al Rey de Uxmal, pues ahora estarán condenados a vagar por los cielos, comer la carroña y oler la muerte, su plumaje se tornará negro como la noche
-Algunas de las aves quisieron escapar del castigo volando muy alto, pero grande fue su sorpresa que al bajar observaron un plumaje negro y horripilante, todos huyeron lejos de la Ciudad. Así pues el Señor de Uxmal se vengó por la ofensa cometida a su persona y a sus designios de honrar a Hunab Kú por los favores concedidos a su linaje.
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